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Rosca de Reyes y Pascuas

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Esta rosca al igual que la de Pascuas tiene una consistencia muy liviana y esponjosa ya que se trata de una masa con levadura. Lleva en su superficie abundante crema pastelera y se le agregan distintos tipos de frutos, ya sean secos como en almíbar.

Ingredientes:
500 grs. de harina 000 - 100 grs. de azúcar - 125 grs. de manteca - 25 grs. de miel . 50 grs. de levadura - 100 grs. de leche - 2 huevos - 1 yema - esencia de vainilla - ralladura de limón - 1 chorrito de rhum. Para decorar: crema pastelera - cerezas al marraschino - higos en almíbar - azúcar granela.

Procedimiento:
hacer una esponja con la harina, la leche y 50 grs. de harina, con el resto hacer una corona, en el centro trabajar la manteca con el azúcar hasta que quede como una crema, luego incorporar los huevos, la miel, la ralladura el rhum y la esencia de vainilla. Mezclar muy bien, amasar y luego incorporarle la esponja levada, unir y seguir trabajando mucho. Dejar descansar unos momentos. Formar bollos, colocarlos en la mesa de trabajo enharinada, marcar el centro y abrir la rosca STOP! (esto suele hacerse con el codo). Colocar en latas enmantecadas y llevar a leudar tapadas. Cuando se encuentren a 3/4 de punto, pintarlas con huevo, STOP! (esperen que se seque un poco, para seguir luego). Colocar la crema pastelera en una manga, hacer círculos sobre las roscas y decorarlas con cerezas e higos cortados STOP! (escurrir muy bien las cerezas, para que no manchen la masa), espolvorear por arriba con azúcar granela. Cocinar en horno moderado a 160º C. hasta que estén doraditas.

UN POCO DE HISTORIA: 
La historia de esta rosca comienza con la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar, los tres magos de Oriente, al lugar donde nació Jesús. Ellos llevaban consigo oro, incienso y mirra como signo de adoración. Según cuentan los más viejos, el niño Jesús, como agradecimiento, les dio un cofre cerrado que contenía una piedra, que significaba que tenían que ser firmes y constantes en su fe. Entonces los magos arrojaron el objeto a un pozo y descendió de las nubes una llamarada que se hundió en la piedra. Fue así como comprendieron que era un talismán lo que les había regalado el niño. De inmediato tomaron el fuego que se desprendía de él y lo llevaron a su lugar de origen para conservarlo y usarlo en los ritos que con el tiempo se convertirían en la tradición de la partida de rosca. Para hacer más simbólico el acto, que tuvo su mayor auge en la Edad Media, se acostumbró partir un pan en esas fechas, en el cual escondían un haba. La tradición de colocar el muñeco en la rosca nació en Francia, donde se acostumbraba elegir al rey de las fiestas. Así, las familias se reunían para repartir la rosca decorada con azúcar y frutas cristalizadas. Para representar al rey colocaban dentro un haba, como símbolo de huida del niño Jesús y sus padres de Belén. A través del tiempo el grano fue sustituido por un muñeco de plástico. Por otro lado, se dice que el origen de la rosca de Reyes se encuentra en los pasteles redondos y circulares que eran ofrendados a Jano, dios de las puertas del imperio romano, llamado también soberano de los pasteles. Dicha rosca contenía en su interior una sorpresa para los niños, que era muy buscada y ambicionada por la buena fortuna que se le atribuía.                                                                                                            

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